Ladrones de cobre

     La del 14 de Agosto de 2014 debía ser la noche de Mahiedine Mekhissi-Benabbad. Llevaba todo un año entrenando y compitiendo al máximo nivel y sabía que ganaría de calle -sin ánimo de restar ni un ápice de su esfuerzo- la Final de los 3.000 metros obstáculos que se celebraba en Zurich. Sería su tercer título europeo consecutivo de la prueba y le coronaría como el rey de esa distancia en el Viejo Continente.

     La final estaba siendo muy reñida, pero quedó sentenciada a falta de los últimos 300 metros cuando el francés dio un puñetazo en la mesa y, tal y como hacen los verdaderos campeones: Dio el resto en un sprint demente y dejó secos al resto de lo que deberíamos llamar 'sus rivales', que nada pudieron hacer salvo comprobar cómo el titán de metro noventa se alejaba cada vez más.

     Viéndose campeón por tantos metros de ventaja, a Mekhissi le cegaron las ganas de celebración y le embargó la locura: Se despojó de su camiseta -dorsal incluido- y terminó la carrera con el torso al aire, arengando al público a animarle durante el último obstáculo y las últimas zancadas hacia la gloria. 

     Por detrás llegaron otro compatriota, un polaco (de Polonia) y el español Ángel Mullera, que, incapaz de alcanzar al tercero, vaticinó que se iba a comer en el vestuario la medalla de chocolate. Amarga consolación al cuarto clasificado.

El desenfoque indica la distancia del objeto principal
El desenfoque atestigua la distancia del gabacho con el resto de corredores

     El gesto de Mekhissi fue malentendido tanto por los comentaristas españoles como por nuestra amada Federación, tildándolo de despreciativo para con el resto de rivales, por lo que denunciaron la actuación del francés. Horas después, fue despojado de su merecida medalla tras proceder a su descalificación.

     De acuerdo. Han descalificado al campeón y nuestro representante, que entró cuarto, finalmente sube al podio a recoger un bronce que no le pertenece. Todo son risas hasta la entrega de medallas. El otro francés, ahora ganador, baja del cajón más alto para fotografiarse con el polaco, que logró subir al segundo peldaño. Pero piensa que el polaco ha merecido ese segundo puesto. Y le parece una idea estupenda inmortalizar ese momento haciéndose una foto juntos.

     Y Mullera se queda solo, con el chándal de la selección, mirando al vacío infinito. Sin terminar de creerse asistente merecedero a esta fiesta, a la que nunca debió estar invitado. Quiero imaginarme que por la cabeza le ronda lo mismo que a mi el domingo 15 de Diciembre, a las 7 de la mañana, en mallas corriendo la Media Maratón de Villaverde: "¿Qué coño hago yo aquí?". 

     Otra ocasión que hemos aprovechado para hacer el ridículo como país.

Alone in the podium
Alone in the Podium

     Y es que no parece justo ni apropiado que esté acompañando a los campeones. Porque lo que no se gana en la pista de atletismo, no debería robarse en los despachos, ni en laboratorios. Porque si los jueces estimaron oportuno descalificar a Mekhissi deberían haber dejado vacío el peldaño más alto del podio y no haber movido las posiciones de los que venían detrás.

     Porque la victoria de Mekhissi fue incontestable, mítica. Como la de Fermín Cacho en los 1.500 m. de Barcelona'92 si me apuran:



     ¿Qué quieren que les diga, que el señor Mekhissi-Benabbad es un sobrado? Ciertamente, y a la vista del tiempo que registró y lo bien que aparentaba estar físicamente en meta, iba sobrado. Era su carrera, así como lo era su celebración. No veo nada ofensivo en que la euforia tome las riendas de una celebración, anticipada pero, y a las pruebas me remito, más que merecida y asegurada.

     Quizá podría tacharse el gesto de soberbio, pero no era eso lo que se juzgaba en Zurich, sino al atleta más veloz en una de las disciplinas más duras del atletismo -3000 m. combinados con saltos de vallas y fosos llenos de agua-.

     Otros deportistas han mostrado en el pasado un gesto parecido, sin que eso les supusiera ningún tipo de sanción, aparte de que todo el mundo se percatara de lo gilipollas que son:

Porque yo lo valgo
La humildad personificada

     Que sí, que vale. Que ahora los medios nos han inundado de lo malísima persona que debe ser el gabacho como para llegar a las manos con un compatriota, o menospreciar y empujar a una niña de 14 años disfrazada de mascota en Helsinki 2012, o en Barcelona 2010:



     Pero vaya, que esta persona nos ha demostrado que puede ser capaz de lo peor y de lo mejor. Vean cómo celebró su plata en el 3000 de los últimos JJOO (ojo, imágenes muy agradables y olímpicamente correctas):



     Y es que a lo mejor el señor Mekhissi-Benabbad no es tan malo como nos quieren hacer pensar. Y a lo mejor la RFEA no siempre ha defendido a Mullera... ¿Recuerdan su marca en los 3000 m. de los últimos Juegos Olímpicos? No se preocupen, ni ustedes ni nadie. No estuvo. Y no es que anduviera lesionado ni diera la mínima olímpica. La Federación, esa misma que hace pocos días denunció la actitud del francés, provocando su descalificación, le dio una patada en la boca del estómago no dejándole ir a competir.

     La historia, como todo lo que rodea a la Federación, huele a podrido. Días antes de los Juegos le dijeron que no le permitían competir aludiendo un supuesto  intercambio de correos electrónicos con un supuesto entrenador interesándose por algunas supuestas sustancias dopantes. Correos electrónicos sobre los que nunca se demostró su autoría, al parecer, y que ni siquiera eran recientes, sino del mes de Noviembre del año anterior. ¿Por qué recordaron esto a mediados de Junio y no le suspendieron de inmediato cuando ocurrió el supuesto intercambio de información?  Lo dicho, todo bastante turbio y con un pufo que tira de culo: En boca del propio Mullera: «Otros atletas manipularon las pruebas para implicarme en prácticas dopantes»

     Pero ¿qué es lo que podemos esperar de un organismo presidido desde el año 1989 por la misma persona? Que sea su cortijo, claro. J.M. Odriozola gestiona la Federación como si de su Comunidad de Vecinos se tratase. Los deportistas le califican tímidamente de mafioso, pero no levantan la voz, no sea que encima les quiten las subvenciones. Lo penoso es que en su reinado del miedo, vuelve una y otra vez a ser reelegido en cada votación. Ni siquiera el magnífico Martin Fiz y el grandísimo (más voluminoso que nunca) Fermín Cacho le pudieron plantar cara formando dúo en las últimas elecciones...

     Pero yo no me callo. Porque a mi la RFEA y Odriozola me la traen al pairo. Porque nunca voy a dejar de ser un 'runner' popular y a mis 34 no tengo nada que agradecerles, ni motivo para temerles. 

     Porque creo que en 25 años no han hecho otra cosa que contaminar nuestro atletismo profesional, y que cualquier empresa pequeña que organiza eventos o cualquier usuario de Twitter hacen más por este deporte que ellos, que no tienen por tarea diaria más que rascarse los huevos y trincar dinero de cada inscripción en una carrera popular cuál Sociedad General de Autores. Que no aportan nada al fomento de esta afición. ¿No les parece oportuno dudar de qué se está haciendo mal desde la Federación, para que cada vez el atletismo sea un deporte más popular y menos profesional? Sobre eso debería reflexionar el señor Odriozola.

    Porque sólo hablan cuando pueden trincar. Y porque cuando no les interesa se callan como putas lo que son. Porque cuando uno les apoya, como Marta Domínguez, es bueno y van a muerte con él, aunque haya más que indicios de que sea una jodida tramposa. Mientras que al que se rebela le dan matarile.

     Asco de Federación. Asco de corruptos. Sólo espero que la afición me dure lo bastante como para escribir el día que se haya acabado el reinado de terror del señor Odriozola.


Palabra de Menda.



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